El rebujo de Chupito!

junio 15, 2013

Sábado de pasión

Filed under: Uncategorized — Chupito! @ 17:47

Era sábado de pasión, ósea el sábado antes del Domingo de Ramos. En esta ciudad de tópicos y apariencias una pareja se apresura a terminar de engalanar el balcón de su céntrica vivienda…. Los veo desde la puerta del bar del que salí a fumar un cigarrillo… Lo reconozco, me veía obligado a mirar de reojo; por no querer pensar en lo mío, por simple cotilleo…por lo que sea me puse a observarles.

Parecían felices, había complicidad, ella estiraba el terciopelo mientras él se empeñaba en colocar recta la palma tradicional. Había sonrisas, comentarios cariñosos, parecían rebosar felicidad… Pero, sin embargo, cuando él entró ella suspiró. Cambio el ceño, y pareció sentir un desahogo. Había algo que aquella mujer evitaba confesar, se notaba. Ella fingía.

Después de dar la ultima calada volví al bar. Me volví a sentar en el taburete donde me esperaban todos, y me rodee de una de esas conversaciones estúpidas. Una de esas de por la noche. Se tornó aquella conversación tiñiendose de seriedad, y empezamos a debatir sobre la felicidad. No pude sino recaer en lo que minutos antes había observado…. Una felicidad entrecomillada, disimulada, impuesta.

En estas estábamos cuando mi novia, Cecilia, se pronunció, dijo textualmente: «la felicidad es encontrar a esa persona que consiga hacerte sonreír cada mañana, no hace falta más, la felicidad solo te la da tu ambiente, y en especial, aquel que comparta tu día a día contigo«.

Debo ser franco, después de esas palabras tan presideñadas me detuve a analizarlas. Pensé en esa posibilidad remota de que ella simplemente también estuviera fingiendo, posando para la galería, como la del balcón. Pensé que quizás fuera un cornudo o que estaba haciendo a alguien infeliz.

He de confesar que arrastramos meses de encontronazos continuos. Cuando la oía hablar pensaba: eso es mentira. O miente cuando sugiere que la felicidad la encontró conmigo, o miente cuando me mira complacientemente y hay otro. Es como aquella del balcón, lo sé, finge. No se porqué; no se si es por el qué dirán, por el tiempo, por pena… ¿Por pena? Hay algo mas triste que sentir que se apiadan de ti: «pobre desdichado que perdió su ultima o mejor oportunidad«. Pobre desgraciada, la compasión es lo último que busco en ella.

Al final recapacito, en el sustrato. Hablaban de felicidad, ¿no? Y hay quien la relacionaba a agentes externos: novia, amigos, familia… Pero, ¿cómo puede ser un sentimiento propio dependiente de terceros? Pues es muy simple, es mentira. La felicidad es una convención personalísima, un sentimiento que nace por nuestro querer, que refleja el egoísmo humano. Somos felices porque tenemos lo que queremos; y ese querer no lo crea nadie más que nuestra voluntad. Nuestra felicidad es nuestra. El resto ayuda, quizás; estorba casi siempre.

Por eso yo no podía ser feliz viendo como mi compañera me mantenía a su lado por compasión… Soy demasiado orgulloso… Tampoco podía serlo con ella porque no era lo que yo quería… Cuando analice la realidad recapacite en que yo también había estado cegado. Jurándome un felicidad que ni era para mi ni existía. Y después reaccione buscando, ahora si, mi querer.

Fue un día de esos en los que te levantas con ganas de cambiar el mundo. Me inspiré en una teleserie española y a modo de nota deje mi despedida provisional. Puede ser cobarde, pero más cobarde era no admitirlo. La valentía no debe ser total; no puedes exigir una totalidad inencajable en la propia naturaleza humana. Pero debes, al menos, impregnar tu día a día de un ápice de arresto. Así que ese día alboroté vacíos retenedores, inmóviles, inertes…. inexistentes. Fue el día en el que no iba a ahogarme en un vaso de alcohol a sus espaldas… quizás me ahogue celebrando, olvidando… Egoístamente; pero seguro de que cuando tomas una decisión es siempre marcando el camino de la sonrisa; y una vez en ese camino darme cuenta que ademas es la única vía para influir en una felicidad ajena.

Jode toparse con la realidad. Pero mas jodido es vivir siendo infeliz, fingiendo… Haciendo infeliz. Tanto y más como volver a tropezar, volver a caer, volver a verle la caducidad al cariño, volver a hacerme la misma pregunta una y otra vez: ¿Debemos ser ajenos a todo afectividad? ¿O debemos dejarnos llevar sabiendo que esa afectividad te va a dar un tortazo de un momento a otro?

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