Aquella noche

La noche hace que cualquier reflejo tenga un sentido diferente. El andar dubitativo de la madrugada nos hace guía a la deriva… Aquella noche, la calzada con los restos de la neumático era la que marcaba la ruta a seguir… las luces de enfrente señalan la rutina a la que hipotecarse… y él bebe de su copa apartando una y otra vez el hielo… puñetero…

Mientras tanto una moto ensordece sus oídos pasando con ese viejo tuvo de escape pegado a su retentiva…y la persiana de ese bar se cierra… ¿Y por ahí? Por ahí dirección prohibida…

Y aquella que se para en aquel otro bar, con que aquella risa, con su borrachera, que engatusa… allí en ese otro bar va la ginebra recorriendo la piedra de hielo; lo derrite, lo hace suyo… demuestra su posesión… y pides la tónica… el gas que endulza lo ya de por si agrio… que lo hace más bebible… que hace asimilar que aun quedando pocas voluntades a las que agarrarse aquella noche, ya por entonces habías caído preso. Allí, con sus piernas cruzadas… con esas vías hacia la lujuria, con esa sonrisa, con esa mirada rebosante de locura…con…

De fondo canciones… de fondo un cantaó que dice “la quiero a morir”

 

 

*Leyendo esto podría sonar: La quiero a morir (El Puchero del Hortelano)