El rebujo de Chupito!

diciembre 2, 2017

2 de diciembre

Filed under: Uncategorized — Chupito! @ 10:10

Sexy. Extremadamente sexy. Aun no había oído si quiera tu voz, y ya me tenías encandilado. En aquel ambiente Que quería ser surfero, aquella despedida que sería nuestra bienvenida. La rubia de gafitas…

Ahí empezó mi lucha. Sabia que eras tú. Nunca he estado tan convencido de nada. Pasó el tiempo hasta que aquel día dejaste que bailaramos la noche con faldas hawainas. Te tenia allí, conmigo… En aquella habitación… Tu respiración entrecortada se mezclaba con intensas risas nocturnas. Tu verdadero ser es capaz de mezclar ternura y sensualidad a la vez. Y es erótico.

Erótico, cómo cuando vas desgranando palmo a palmo de mi cuerpo. Apasionado. Sensual, como cuando tus carnosos labios muerden los mios. Sin tapujos. En confianza.

La confianza es quizás el sentimiento más difícil de encontrar en el prójimo. Al final, la experiencia, la vida, nos enseña que la confianza es un bien único. Exclusivo de una bondades excepcionales. Y contigo, desde el principio, me sentí en confianza…. Qué mas pruebas quieres, si aquella primera noche, confiado, hasta acepté tu chupito de tequila. ¡Y los había dejado!

Y de noche en noche, kilómetro a kilómetro, paso a paso… poco a poco… En un abrir y cerrar de ojo, que a tu lado no ha sido ni un suspiro…aquí estamos… De nuevo sintiendo tu respiración muy cerca, de nuevo con ganas de plasmar en tu cuerpo el cariño, de nuevo con ganas de encontrarme en el reflejo de tu sonrisa… odiando esa maldita pantalla que ahora te roba la atencion…

Quedate con algo, si al querer no hay que tenerle más miedo que al propio miedo, entonces, definitivamente, contigo no tengo miedos.

Puede que en algún momento te diera por imposible y que aquella noche no te esperara, pero a partir de entonces no ha habido noche que no te espere. Por eso, prometo hacer lo que esté en mimano para que todo sea siempre como la primera vez.

Hoy, 2 de diciembre, ya que yo no puedo abrir mi regalo, porque te lo debía desde aquel día en la playa, con algo de retraso quizás. Y por muchos más sábados contigo.

Haremos como si fuera el primero, pero que nunca sea el último.

Deshacerlo todo

Filed under: Uncategorized — Chupito! @ 09:45

Tengo la cama sin hacer. Llámame señorito si te viene en gana…
Pero tengo la cama sin hacer.
Y no la deshicimos perdiendonos entre sábanas.

Tengo la cama sin hacer
Y no me faltan ganas
De arroparte sin temores
De estirar la madrugada

Si sabias que eras imprescindible
¿Porqué me dejas solo?
¿Y sin la cama sin hacer?

Yo ya sabía que viviría.
Que aguantaría.
Vivía el día a día.
Pero nunca pensé que te encontraría.
A ti. Mi más bonita casualidad.

Porque aquí,
Sin el carmin de tus labios dibujando la mañana,
Se que no merece deshacer ninguna cama,
Porque aquí, la cama sigue esperandote
Para deshacerse, para perdese entre pasiones que solo merecen contigo.

Te dejo la cama hecha,
Pero ven pronto que quiero dormir contigo,
En esa cama sin hacer y deshecha a la vez.

octubre 6, 2013

Quiero un jazmín en mi jardín

Filed under: Uncategorized — Chupito! @ 21:06

Quiero un jazmín en mi jardín… que florezca, cuidarlo… día a día, mes a mes… quiero plantar para verlo florecer… Lo bueno y lo malo, lo propio sin lo ajeno… lo que es mío… lo que yo regué.

Quiero un jazmín en mi jardín, grande, colorido, que me muestre la alegría del día a día… y me descubra los aromas de las noches… Aquella noche en la que pase por tu lado y me desveló…

Quiero un jazmín en mi jardín al que decirle día a día que me acuerdo de ti, y de ti, y de ti… que al igual que su aroma me evoca a mi infancia, mi break, mi recuerdo por los que se fueron permanece perenne… y los motivos por lo que no están… Quizás te arranque como las flores de jazmín que usas para espantar a los mosquitos… Por algo sería, arrancada queda.

Quiero un jazmín en mi jardín, para pasar el resto de las noches al relente. Para ver como la luna alumbra nuestra cara lunática; nuestro yo más desinhibido… nuestro sin explicaciones… nuestro ser… bajo la templanza de los escalofríos…

Quiero un jazmín, para regarlo con constancia, para tener un sitio donde ir a llorar los días impares, y donde ir a festejar los pares… Quiero un jazmín, para compartir contigo mis mejores noches… y para que sea mi escondite en las peores…. Quiero un jazmín… aunque también se seque cuando acaba el verano… al final todo se acaba… un adiós sembrado con los pétalos caídos.

Hasta siempre.

septiembre 3, 2013

Miedo a la oscuridad

Filed under: Uncategorized — Chupito! @ 01:56

Durante años dormí con la luz de la mesilla de noche, después me conforme con la penumbra que entraba por la ventana… Sin bajar la persiana. Lo contrario me hacía preso en una cárcel desconocida.

La oscuridad es el enigma, la duda constante. Los que viven a oscuras andan a tientas. Buscando respuestas que no pueden encontrar sino es palpando, tropezando una y otra vez. Por ello siempre me resguardaba en la claridad. Claridad traicionera; discípula de falsas apariencias, testigo inerte de mentiras andantes…

Fustigado por continuos errores cerré la persiana,  tal y como me pediste. Aun sabiendo que ni el sexo a oscuras era lo que me gustaba. Me parece frío, áspero… Desconfiado… Una relación carnal frívola y descafeinada. Aun así, fui probando palmo a palmo. Testando, buscando el acierto. Ilusionado, a ciegas. Descubriendo poco a poco que el fin era el tropiezo.

Andar a oscuras no era la solución; conocerte obviando el resto era el error. Quizás a la luz se escondan grandes mentiras, pero en la oscuridad se engordan grandes errores. Enciendo la bombilla y así, al menos, pierdo menos el tiempo. No es miedo, ni insomnio; es certeza, la mejor de las certezas que se puede tener ante el irresoluto ser humano.

agosto 24, 2013

El verano de la mentira

Filed under: Uncategorized — Chupito! @ 02:17

Agosto. Sevilla. 48 grados marca el termómetro de la avenida a las 5 de la tarde. La ciudad se queda vacía… Otro sábado más. Lo compruebo desde la casa de mi amigo Juan. Él vive en una de esas calles de difícil/imposible aparcamiento. Cuando llegué a las 6 de la tarde me permití el lujo de elegir donde estacionar. Son las 4 de la mañana, en esta calle no cabe un alma, y tampoco hay ninguna discoteca cerca que albergue los tres gatos medio muertos que quedamos aquí.

Será que es el verano de la mentira. O de aprovechar lo poco que queda,
mide salvar el moreno con unos escarceos esporádico a la playa más cercana. En la posguerra, en esta ciudad, se iba a la ribera del río. Hoy, al estar enfangado emigramos a Matalascañas… Por ejemplo.

Las mentiras del verano. Son la mismas que mantenemos el resto del año. La apariencia utópica. Aprovechar lo poco que queda… Aún sabiendo de la imposibilidad de disfrutarlo plenamente. Puede que nos estemos cegando con algo inalcanzable. Por lo que sea.

No hablo de economía, hablo de aceptar una situación. Es como aquel que apostó soñando, que tejió con los ojos cerrados; fantaseando creó inverosímiles finales para historias sin principio. Al final solo basta llegar a la playa, plantar la sombrilla, aguantar el tirón, y ver como cuando el resto continúa como si nada, tú tienes que volver, sólo; por el camino de vuelta, deshaciendo el de ida. Recoges tu toalla, guardas la sombrilla… Carretera y punto.

julio 8, 2013

Pintura

Filed under: Uncategorized — Chupito! @ 16:37

Sábado por la mañana, mi novia me levanta temprano… Dice que tengo que pintar el piso. Después de mucho pensármelo y de buscar por todos los medios la forma de escaparme de esas tareas, me resigno. Me dice que lo tiene todo preparado: me ha puesto plásticos, la escalera, y con una vieja sabana ha hecho trapos… Esa sábana… Llevaba guardada meses, quizás desde que ella se vino a vivir conmigo… Pero ha pasado por esas sábanas… y no es la única. Es curioso como aquella sábana me trajo miles de recuerdos, casi todos buenos, algunos embarazosos, y otros, los menos, de noches en vela.

Cogí aquel trapo con añoranza, acordándome de la anterior relación, de aquella que se fue. Y no puedo negar mi mueca. Quizás por su culpa haya pasado noches en vela pensando y mal pensando, pero otras noches, también eternas, fueron para el recuerdo. Es más, el recuerdo que guardo de las buenas es mucho más nítido que el que tengo de las malas… ¿Será que es nuestra propia conciencia la que discrimina buscando siempre el lado positivo? ¿O será la mía sola? No lo sé.

Ella se fue, sí. Como tantos. Con la brocha en la mano mientras me peleaba con aquella grieta que no dejaba penetrar la pintura me puse a recordar a todos los que habían pasado por mi vida. A esos que estuvieron pero ya no están. Y me alegre de haberles conocido. Pueden haberte hecho rabiar tanto como para ya no compartir momentos en tu día a día, pero mientras estuvieron te dieron su tiempo; que no es poco. Focalizar recuerdos en el último es ser ya no incongruente, sino estúpido, ruin, simple… Huyendo de dicha simpleza escribí en la pared el nombre de tantos… quizás sabiendo que dicho rótulo pasaría a ser cubierto con celeridad, pero sintiéndome justo por un momento. Es como el reconocimiento a los que estuvieron, porque aunque los caminos anden separados en algún momento las paralelas se unieron… Aun siendo imposible mezclar paralelas con tangentes.

Tras todo el derroche de pintura me guarde un trozo de trapo en el bolsillo del vaquero. No sé porque, sería a modo de recuerdo… Los vaqueros al rato fueron directos a la colada, colada de la que se encargaría mi novia… Siempre tan previsora revisó los bolsillos, encontrando el trapo:

  • ¿Y este trapo?
  • Lo guarde, es la sábana que estaba puesta la primera vez que viniste a casa…

Un beso y una sonrisa fue la respuesta a mi mentira. Piadosa. No me lo tomo como una infidelidad mental, ni como una confusión en los sentimientos… Nada de eso. Es simplemente un guiño interior. El punto que marca el aparte, el antes y después. Si lo único que me queda de ti es un trapo viejo mejor conservarlo, pues después de tanto, lo último que quiero es tener la evidencia de que nunca exististe. Algo queda al menos.

junio 15, 2013

Sábado de pasión

Filed under: Uncategorized — Chupito! @ 17:47

Era sábado de pasión, ósea el sábado antes del Domingo de Ramos. En esta ciudad de tópicos y apariencias una pareja se apresura a terminar de engalanar el balcón de su céntrica vivienda…. Los veo desde la puerta del bar del que salí a fumar un cigarrillo… Lo reconozco, me veía obligado a mirar de reojo; por no querer pensar en lo mío, por simple cotilleo…por lo que sea me puse a observarles.

Parecían felices, había complicidad, ella estiraba el terciopelo mientras él se empeñaba en colocar recta la palma tradicional. Había sonrisas, comentarios cariñosos, parecían rebosar felicidad… Pero, sin embargo, cuando él entró ella suspiró. Cambio el ceño, y pareció sentir un desahogo. Había algo que aquella mujer evitaba confesar, se notaba. Ella fingía.

Después de dar la ultima calada volví al bar. Me volví a sentar en el taburete donde me esperaban todos, y me rodee de una de esas conversaciones estúpidas. Una de esas de por la noche. Se tornó aquella conversación tiñiendose de seriedad, y empezamos a debatir sobre la felicidad. No pude sino recaer en lo que minutos antes había observado…. Una felicidad entrecomillada, disimulada, impuesta.

En estas estábamos cuando mi novia, Cecilia, se pronunció, dijo textualmente: «la felicidad es encontrar a esa persona que consiga hacerte sonreír cada mañana, no hace falta más, la felicidad solo te la da tu ambiente, y en especial, aquel que comparta tu día a día contigo«.

Debo ser franco, después de esas palabras tan presideñadas me detuve a analizarlas. Pensé en esa posibilidad remota de que ella simplemente también estuviera fingiendo, posando para la galería, como la del balcón. Pensé que quizás fuera un cornudo o que estaba haciendo a alguien infeliz.

He de confesar que arrastramos meses de encontronazos continuos. Cuando la oía hablar pensaba: eso es mentira. O miente cuando sugiere que la felicidad la encontró conmigo, o miente cuando me mira complacientemente y hay otro. Es como aquella del balcón, lo sé, finge. No se porqué; no se si es por el qué dirán, por el tiempo, por pena… ¿Por pena? Hay algo mas triste que sentir que se apiadan de ti: «pobre desdichado que perdió su ultima o mejor oportunidad«. Pobre desgraciada, la compasión es lo último que busco en ella.

Al final recapacito, en el sustrato. Hablaban de felicidad, ¿no? Y hay quien la relacionaba a agentes externos: novia, amigos, familia… Pero, ¿cómo puede ser un sentimiento propio dependiente de terceros? Pues es muy simple, es mentira. La felicidad es una convención personalísima, un sentimiento que nace por nuestro querer, que refleja el egoísmo humano. Somos felices porque tenemos lo que queremos; y ese querer no lo crea nadie más que nuestra voluntad. Nuestra felicidad es nuestra. El resto ayuda, quizás; estorba casi siempre.

Por eso yo no podía ser feliz viendo como mi compañera me mantenía a su lado por compasión… Soy demasiado orgulloso… Tampoco podía serlo con ella porque no era lo que yo quería… Cuando analice la realidad recapacite en que yo también había estado cegado. Jurándome un felicidad que ni era para mi ni existía. Y después reaccione buscando, ahora si, mi querer.

Fue un día de esos en los que te levantas con ganas de cambiar el mundo. Me inspiré en una teleserie española y a modo de nota deje mi despedida provisional. Puede ser cobarde, pero más cobarde era no admitirlo. La valentía no debe ser total; no puedes exigir una totalidad inencajable en la propia naturaleza humana. Pero debes, al menos, impregnar tu día a día de un ápice de arresto. Así que ese día alboroté vacíos retenedores, inmóviles, inertes…. inexistentes. Fue el día en el que no iba a ahogarme en un vaso de alcohol a sus espaldas… quizás me ahogue celebrando, olvidando… Egoístamente; pero seguro de que cuando tomas una decisión es siempre marcando el camino de la sonrisa; y una vez en ese camino darme cuenta que ademas es la única vía para influir en una felicidad ajena.

Jode toparse con la realidad. Pero mas jodido es vivir siendo infeliz, fingiendo… Haciendo infeliz. Tanto y más como volver a tropezar, volver a caer, volver a verle la caducidad al cariño, volver a hacerme la misma pregunta una y otra vez: ¿Debemos ser ajenos a todo afectividad? ¿O debemos dejarnos llevar sabiendo que esa afectividad te va a dar un tortazo de un momento a otro?

May 3, 2013

Cinta aislante

Filed under: Uncategorized — Chupito! @ 01:06

En estos tiempos de crisis general me he dado cuenta de que no sólo es mi coche el que llena con cinta aislante los parachoques. De un momento a otro son mucho los que solucionan con chapuzas un desperfecto menor. Cosas de la crisis será, o no…

Lo mismo es la solución fácil simplemente. El parche. El motivo para no reconocer algo, o el remedio pasajero. E incluso la excusa para reconocer que tienes un coche viejo y desgastado:

«- Si lo cuidarás más…
– Ya, pero es que no quiero, es viejo.»

Y con estas… ¿Cuantas veces parcheamos nuestro día a día? ¿Cuanta veces intentamos verle el lado positivo a las cosas por tal de no darnos cuenta de la mierda que acabamos de pisar? ¿Cuantos parachoques mantenemos a base de ostias?

Probablemente esté en nuestro fondo cobarde. Porque todos lo tenemos, la cobardía es algo innato al ser humano; a veces más acentuado, otras más escondido… Pero está ahí. No somos capaces de reconocerlo, nos lo negamos, hacemos como si fuera algo normal, como si fuera pasajero, nos engañamos y después nos amedrentamos, y nos llenamos de cinta aislante, aguantando lo inaguantable.

Y al final pasará como a mi parachoque. La lluvia desgastará la cinta aislante, el sol que viene después lo terminará de rematar y con cualquier bache que me encuentre en el camino caerá, se atascará bajo la rueda haciéndome perder el control, resultando que lo que tan controlado parecía acabe en una jodida desgracia. Ley de vida, y de cobardía. Perdón, de racanería.

abril 11, 2013

Puto estribillo

Filed under: Uncategorized — Chupito! @ 01:27

Se llena esta ciudad con su bendito jolgorio, se disfraza de albero y farolillos… Y otro mes más de abril viene a engatusarnos con su gracia casi divina… Y con su vino… Y con sus Sevillanas…

Llega la primera, patosa como todas las primeras. Intentando marcar el compás. Con la timidez de la lejanía y la prudencia del momento. Para acabar con el estribillo, uno melódico, de pelos en punta, profundo, apasionado… Un estribillo probablemente único.

Ahora la segunda, que empieza como la primera para rápidamente buscar la cercanía, algo más pegado, en confianza. Con la madurez de haber sobrevivido a la primera, le busca por dos veces, y la encuentras… Volviendo tras de sí, de nuevo, el estribillo.

La tercera es la que te taconea, la que se acerca y se aleja. La que parece que nunca terminas de tener del todo. La graciosa, la juguetona…. La peligrosa. L a qué sin darte cuenta ha hecho que en un suspiro estés de nuevo en el estribillo. Pasó en dos risas y dos vaivenes. Y ahí estas de nuevo.

Por ultimo la cuarta, la del roce… La que se deja querer. Mirada con mirada que penetrantemente va calando tus sentidos. Se restriega, se huele. Alborotes del cabello con gracia. Rebelde y controlada a la vez. Magia pura. Pero acaba, otra vez más con el mismo estribillo.

Estribillo pegadizo y que no se borra de la mente… Imprescindible quizás…. Puto estribillo.

marzo 6, 2013

Permítanme que hable de amor.

Filed under: Uncategorized — Chupito! @ 23:24

Permítanmelo, es sólo un momento. Permítanme que les diga cómo cambiamos nuestro día a día sin un porque dominante, sin una razón evidente, permítanmelo.

Hablamos de amor, y mi pregunta es: ¿qué carajo significa eso? La respuesta más probable es nada. El amor es un sentimiento, quizás, algo poderoso, dominante; y es probablemente de los pocos sentimientos con nombre propio. ¿Porqué? ¿Porqué somos tan proclives a vivir en nuestro mundo de fantasía particular cuando nos da por estar «enamorados»? ¿Es más que significa estar enamorado? ¿Estar engañado?

Dicen que si no sabes lo que es el amor es porque no lo has vivido. Pero, ¿puedes haberlo vivido y saber que es pura patraña, pura mentira? Probablemente si.

El amor puede que sea una convención propia. Una necesidad humana de tildar con adjetivos lo ya de por sí evidente. De agrandar una relación de confianza. Pero al final el amor es sólo eso, un sentimiento, una fe, una sobredosis de confianza. No hay seguridad en las palabras. Ninguna; ni la fe, ni el sentimiento, ni mucho menos la confianza puede llenar de objetividad tu día a día. Son percepciones irracionales, carentes de lógica.

Nos enamoramos por comodidad. Nos cegamos, y buscamos rosas en el desierto. Y como un espejismo nos confiamos de su virtualidad. Pero desaparece. Tarde o temprano, de una manera o de otra. A final el amor es para bien o para mal una ilusión, a veces motiva y otras desilusiona. A veces da la vida y otras mata. Por eso, permítanme que hoy no les hable de amor…

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