El rebujo de Chupito!

agosto 29, 2011

29 de Agosto

Filed under: Uncategorized — Chupito! @ 01:18

Los últimos días de agosto corren como mecha en llama. Agotaba sus días en aquella localidad costera consciente de que en breve tendría que partir hacia su cálida llanura. Gritaba, saltaba, bebía, besaba… vivía. Pasaba las horas sin ocupación concreta. Decía que estaba de vacaciones, o algo parecido.

Extasiado y aturdido por una de esas comidas de larga sobremesa decidió aislarse. Pensó en aquella calita. Con su tranquilidad y su humedad seguro que conseguía darle alas a esa reflexión silenciosa. A ese standby. No le separaba demasiado su ubicación actual de su destino. Podía ir a pie, era cuestión de minutos…

A estas alturas del mes ya se nota que el verano está llegando a su fin. Entre otras, anochece antes. Eran apenas las diez de la noche y ya era noche cerrada… Manos al bolsillo, un fino jersey, y un reproductor de música. Nada más.

Aquel paseo, lejos de abstraerlo, le puso a reflexionar… Falló en su objetivo. Y es que, conforme se acercaba la vuelta a su día a día, recordaba las tareas que dejó a medio hacer… recordó también aquello de lo que huía cuando vino a recalar a estas tierras extrañas. Le acojona el volver. Probablemente no haya olvidado nada y todavía siga con la mente demente.

Eligió buen momento para salir en su propia búsqueda. La soledad de la noche es el mejor espejo donde podemos encontrarnos. La nocturnidad es nuestra mejor entrevista, nuestras respuestas más sinceras, nuestras lágrimas más sentidas e incontrolables. Calculo que le haría falta llorar, y empezar a darse cuenta de que seguía soñando.

Soñando con ella, claro. Y no se dio cuenta por las erecciones matinales. Aquello había trascendido hacia un mundo más complejo, hacia aquel laberinto de fácil entrada pero desesperante salida. Él solo supo reconocer como en este tiempo no había parado de soñar despierto. Sus continuas siestas eran pura fantasía que no daban pie ni al descanso. “Y si…”, se decía… Seguidamente se repetía:

¿Te imaginas que apareciera?, ¿que viniera a buscarme?, ¿que me diera esa señal?, ¿que no le fuera tan bien y entonces volviera a mí?”…

No le importaba ser segundo plato si puede compartir el postre. Ni pierde el orgullo, aún sabiendo que apenas le queda de eso. Apoyado como aquel mítico Pensador de Rodin miraba al mar, intentando dotarse de realismo. Un realismo que seguía oculto tras su romanticismo. Un romanticismo, por otro lado, con tintes demasiado góticos.

Seguía soñando. Sigue con la misma fantasía fantasma. Mirando por el rabillo del ojo y sin abandonar esta ruleta rusa. Prueba una y otra vez la misma pistola, pero la bala está encasquillada.

Reposó el cuerpo apoyando la cabeza sobre la arena. Siguió con su interrogatorio personal:

¿Alguna vez quise de verdad? Quizás sea esta. O tampoco. O ya lo hice. Quizás sea un capricho. Quizás sea pasajero o quizás sea eterno.”

Yo no puedo contestar a lo que ni él sabe responderse pero lo que está claro es que es una fantasía, un sueño… sueño que -ya dije- no pasa tan rápido como las erecciones matutinas. Probablemente ya no sea solo sexual. Qué putada.

Vivir a base de fantasías no es desde luego la decisión más razonable. Pero sin fantasías no hay metas, no hay objetivos. Sin embargo, cuando dichas metas ya han sido alcanzadas por otros, o cuando el objetivo parece suicida… ¿merece la pena seguir empeñado en lo mismo? ¿merece la pena arriesgar o simplemente chocar una y otra vez contra el mismo muro?

No era desde luego su intención, pero era lacayo de una voluntad incontrolable. En su buque él era el grumete. Y ya se sabe, donde manda patrón no manda marinero. Otra vez el remake de aquella mala teleserie, y queriendo abandonarla es incapaz. Como, al fin y al cabo, somos todos cuando nos movemos por un sincero interés.

De nuevo incorporado recordó la de comentarios jocosos que soltó en contra de todos aquellos que alguna vez arrastraron su moral por una falda, o por algún fin. Él, que se vanagloriaba de que lo logrado fue sin ceder en lo más básico. Mírale ahora.

Con el húmedo relente de la noche costera cierra los ojos. Soñando de nuevo con esos labios que beben de otra botella. Mirando hacia el oscuro mar, en el que no se refleja ni la luna. Ella también decidió esconderse entre nubes inoportunas. Pobre silueta camuflada en la oscuridad de la noche que llora sus desvelos. En esa soledad nocturna. Con un silencio endemoniado. Nadie se entera. Pasa desapercibido.

Cuando me doy cuenta ha amanecido. Lo miro; sus lágrimas se han secado, los rayos del sol dan otro matiz a su bronceado rostro, en su cara solo queda la alegría del nuevo día. De otro día más de vacaciones… uno de los últimos… Ven como la profesión va por dentro…

Se acaba el tiempo. Descansando sin apenas estar descansando. Cansado de esto y de volver a lo otro. Queriendo alargar lo acortado. Intentado vivir, para sentirse vivo, viendo llegar el inevitable final… ese que huele a comienzo… En fin, qué faena lo del 1 de septiembre.

 

 

*Leyendo esto podría sonar: I’m not okay (My Chemical Romance)

agosto 14, 2011

Cosas varias así soltadas

Filed under: Uncategorized — Chupito! @ 06:59

Cuesta a veces sonreír. Incluso cuando a uno se le conoce por eso. Cuando la fama te tilda de payaso el mundo se gira negando el posible drama, a veces se da. Este año convulso, con un presente demoledor, que arrasa. El mundo está loco, sí. Y está acabando con nuestra cordura. Nada tiene sentido, y la lógica parece camuflada entre telones de agonía y frustración. Los acordes se tocan en do menor para cantarle a una época delírica. Presente fuera de sí en el que algunos pierden, y otros, como carroña, buscan entre escombros una nueva edificación; débil, sin cimentar. Hay quién no perdió porque nadie le ganó; sino que desistieron aun albergando esperanzas… es como si se dejaran ganar resignadamente… Por eso todavía pueden esbozar, aunque sea tímidamente, una sonrisa. Es falsa.

agosto 12, 2011

Habladurías

Filed under: Uncategorized — Chupito! @ 18:57

De él siempre hablaban mal. Por una cosa o por la otra no hacían sino encontrarle puntos negativos a su personalidad. Decían que era un mujeriego, un poco mentiroso; muy agradable a primera vista pero luego demasiado interesado… Una joyita de persona… Y yo, como tantos, me lo creí. Es lo que tienen las habladurías que son constantes, más que las pruebas contrarias; que en su caso eran escasas.

Un día perdió su mochila. Y yo no pude dejar de cotillearla…

No sé porque razón escondía una pequeña carpeta de plástico azulada en la que contenía montones de recuerdo. De todo tipo: tickets, entradas, pasajes, fotos, algunos objetos y cartas… La intriga siguió incidiendo sobre mi actuar responsable ganándole por entero y haciendo que me pusiera a leer todas esas cartas. Eran cartas de familiares, de amigos y amigas, y de antiguas novias…

Las cartas familiares no hacían más resaltar la añoranza que sentían el uno por el otro. Las de los amigos agradecían, sobre todo, el apoyo prestado en un momento que no era puntual; sino que era constante. Las de aquellas novias hablaban de lo bien que le hacían sentir; y sin ignorar al hipotético mañana, agradecían el día a día.

Con el tiempo mi relación con él cambio. Un día de copas mañaneras (y digo mañaneras porque se terminan con los primeros rayos del alba) me dio por hablar con él. Le confesé mis lecturas, y aún con el primer rechazo que ello supuso, entablamos una conversación sobre esas habladurías que comentaba al principio:

  •  …Ya, es que todo el mundo habla mal de ti; la verdad.
  • Lo sé.
  • ¿Y, te da igual?
  • En parte sí… Todas esas cartas que leíste, por ejemplo, podrían ser mi prueba. Familiares y allegados. Los que han compartido parte de mi vida pueden juzgarme y su juicio es el que afecta. El de desconocidos… en parte hiere; pero en parte es inútil reafirmarte sobre algo.
  • Mmmm… no… No te entiendo…
  • Sí… Mira, cuando alguien tiende a reafirmarse sobre alguna cuestión, es porque hasta él se la replantea. Yo tengo claro quién soy; no tengo nada que replantearme. El resto puede hablar, decir o contar; pero hablan sin saber. Y eso es pura y llanamente ser ignorante.

La conversación no fue mucho más profunda. Lógico, dada la hora y el contexto. Sin embargo, viví ese momento puramente reflexivo que todos tenemos y que es el más puro de todos: cuando vas solo a casa medio borracho. Me puse a pensar sobre lo hablado, sobre lo que me dijo y, es más, sobre lo que no dijo.

En esta vida los juicios son diarios. La acusación es mucho más intensa que la defensa; y es más, siempre habrá más acusación que defensa. Aunque suelan quedar unos pocos; pero suelen ser muy pocos. Ellos no dudarán en rebatir con lo que conocen la verdad. Pero como todo juicio mediático lo gana la voz con más volumen aunque sea la que menos razón tiene.

No obstante, es mejor quedarse con la defensa de unos pocos, porque solo unos pocos pueden conocerte realmente. Aquellos que parecen ser un libro abierto son grandes desconocidos; grandes mentiras.

Es más, aunque esta vida sea un continuo juicio demagogo; lo mejor es ser el culpable en todo. Porque en un juicio sin justicia los culpables son los únicos inocentes.

agosto 11, 2011

Cosas del tiempo

Filed under: Uncategorized — Chupito! @ 02:42

Pasa el tiempo, sí. Jodidamente rápido, también. Cuando nos aferramos a unos días en los que buscamos miles de excusas para salir de una rutina y ves cómo pasa ese tiempo y nada, o pocas cosas cambian, sufrimos de un sentimiento de morriña por el cual nos queda eso, soñar con un stop. Y probablemente caigamos también en el error de echarle la culpa a la fugacidad con la que se impregna nuestro día a día, sin ni siquiera dotarnos de esa coherencia que nos lleva a reflexionar sobre nuestros desaciertos.

Detente aquí maldito segundero y si puedes retrocede. Ve marcha atrás; que este camino no tiene salida. Tengo que volver atrás, lo sé; porque erré en mi marcha. Porque entre lo que hice mal y lo que deje de hacer conseguí dejar pasar el tiempo. Conseguí estar aquí igual que ayer pero con menos tiempo. Llego tarde; cada vez más. Me quedo en ese sendero sin sentido ni salida. En esa vía lúgubre. Con esa sensación de inutilidad. Otra más.

Ya no te doy cuerda, porque yo solo pido que, como diría el maldito bolero: reloj, no marques las horas. O dicho de otra forma, como sonaría por aquí: «estaté quietecito, mi arma«.

agosto 2, 2011

La vida me da resaca

Filed under: Uncategorized — Chupito! @ 01:54

¿Para qué soñar si al final siempre despiertas? ¿Para qué creer si la fe es, al fin y al cabo, un sentimiento irracional? Y cuando falla la razón… ¿Para qué luchar si cualquier batalla deja víctimas? ¿Para qué autoengañarme haciéndome creer que no es lo suficiente para mí, si, cuando me acuesto, solo pienso en cómo me maravilla?  ¿Para qué hablar cuando con los gestos sobra? ¿Para qué la ilusión, si al final es solo eso… una ilusión? ¿Para qué sonreír si la gente se mueve por la lástima, por las lágrimas? ¿Para qué ser valiente si ello se traduce en arrogancia? ¿Para qué apostar? Aunque no gane, tampoco pierdo… ¿Para qué dejar pasar si de repente los motivos por lo que lo hiciste también pasan? ¿Para qué culpar al mundo si el mundo no es menos culpable que tú? ¿Para qué querer, si luego todo acaba sin querer?

Para eso bebo, para intentar encontrar respuestas donde solo hay interrogantes confusos y contradictorios. Bebo porque en esos momentos de frustración canalizo mis sentimientos hacia otros más banales. Porque sobrio, ahora mismo, lo veo todo demasiado negro. Porque al final, solo ella me entiende… querida ginebra…

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