El rebujo de Chupito!

noviembre 29, 2010

Entre el dia y la fecha

Filed under: Uncategorized — Chupito! @ 07:46

Justo acabo de llegar de trabajar, y aquí ando dándole vueltas al tema de la onomástica; o mejor dicho, esa fecha estúpida en el que se celebran cosas para recordar que pasaron; o simplemente por cumplir con un deber, para que engañarnos, impuesto.

Y es que, llevo una racha en la que, por si no se ha notado, intento verle lo bueno a lo no dicho. O a lo no celebrado. O a lo celebrado sin un porqué. Me explico. Es como esa pareja de furibundos enamorados que se quieren cuatro días al año: el día de sus respectivos cumpleaños, el de su aniversario; y el estúpido día de San Valentín. El resto más de lo mismo, comparsa y monotonía; “te quieros” fáciles de decir, pero dichos con palabras que se lleva el viento y que solo contribuyen a aumentar la cornamenta de ambos. Es así, pura apariencia, clamorosa mentira…

Por ello, en una de esas, al tomarme el tercer y más rompedor chupito de la noche, me di cuenta que me la pelan los días, ya sea 28 de mayo, 24 de octubre, 13 de noviembre, 9 de febrero… me la pela, me da exactamente igual ocho que ochenta… Mi vida, no es una sucesión de días marcados taxativamente en un simplón calendario, mi vida es una sucesión de momentos que no necesitan estar telegrafiados. Y es tan simple como que prefiero un regalo espontaneo a uno marcado por el 14 de febrero, es tan así como que no tengo que esperar a mi cumpleaños para pasar un rato memorable con mis amigos; es tan evidente como que lo días lo tengo por eso, por días, y los números por números. Fin.

Y llegando a esa conclusión es cuando descubro la de detalles formidables que puede tener el día a día, sin tener que esperar a la fecha clave; sin tener que esperar a la pantomima.

noviembre 22, 2010

Fugacidad

Filed under: Uncategorized — Chupito! @ 00:52

El otro día deje pasar una estrella fugaz. Como su nombre indica pasó estrepitosamente rápido ante mis ojos. Dejando el destello. O, más bien, la intuición, la creencia de haberla visto. Pasó. Se fue. Sin apenas dejarme suspirar. Sin apenas dejarse ver. Como nuestros años, como nuestra vida; dijo adiós sin apenas decir hola.

Pasar de largo. Como un suspiro; así pasan nuestros años… Haciendo memoria, ¡cómo puede cambiar el presente sin ser el pasado tan remoto! Miramos atrás, y año a año, mes a mes, día a día… todo evoluciona… lo que en 2009 era tal, ahora, en el 2010 es cual.. lo que ayer era un broma, hoy es un desprecio. La vida sigue y segundo a segundo nos demuestra con absoluto desprecio que los buenos y malos recuerdos de ayer, al final, se quedan en recuerdos…

Nos quedamos asombrados ante lo más estúpido. Somos estúpidos. Y de nuestros granos de arena hacemos dunas erráticas que divagan por la costa bañándose en lágrimas saladas. De este a oeste, de norte a sur. Sin rumbo vamos amoldándonos al día a día, sin darnos cuenta que lo más que hacemos con nuestro estúpido vaivén es cambiar de montaña… pero que no cambiamos absolutamente nada con esa postura errática… Seguimos formando el mismo paisaje, porque seguimos siendo igual de insignificantes… Por más aumentos que tenga nuestro espejo.

La vida sigue. Y como tal hay que dejarla seguir. No hacer dramas de tragicomedias, ni infartos de un simple mareo. Al final, tenemos esas dos opciones, o creernos grandes montañas en calurosas llanuras, o llegar a la conclusión de que podemos llegar a ser insignificantes, y que si nosotros lo somos, lo malos tragos son aún menos relevantes.



noviembre 6, 2010

Palabras

Filed under: Uncategorized — Chupito! @ 03:46

Quise decirte al oído tanto que queda por decir pero que a la vez queda dicho con palabras no dichas; mirándote a los ojos, sintiéndote ahí por un momento es justo cuando busco parar la respiración y querer expresar tanto que se pasa por la mente a modo de cortas palabras, que al final siempre se quedan ahí. Ahí donde no deben salir.

Palabras. Las palabras pueden ser el alivio o la pesadez. La sonrisa o la lágrima. La discusión siempre candente o ese suspiro de joven enamorada. Las palabras, que no dejan de ser aire, pueden producirnos sentimientos encontrados… tantos como vocablos. Solo hay que saber ponerlas en su correcto orden, que no es poco. En eso algunos tienen mucho arte, créanme, que con palabrería me he topado.

Ya lo diría Calamaro: “palabras más, palabras menos…” Al final, las palabras, palabras son… y es cierto que pueden suponer un buen momento, un alivio, una grata noticia… un piropo… un gesto gentil de cariño si se quiere… Pero yo, que todavía creo en esas bondades que nos da la vida me quedo con las palabras no dichas; me quedo con las miradas, con las caricias, con los gestos…

¡Qué se callen los monólogos! ¡Qué se corten los discursos! Qué no hay más amigo que el que te tiende la mano, qué no hay más querer que el beso sentido… Y los adjetivos… Y las palabras para los poetas, para los que saben escribir tan bien, para los que hacen de discursos prefabricados falsas facetas, para los mendigueros, para los “sin-alma”… para esos abogados que ganan juicios con el arte de la oratoria sin tener ni idea de leyes… Que ya te digo; yo me quedo con el abrazo, con el amor desinteresado de una madre, con la sonrisa al verte llegar de más de uno, con un sentir que no sabe hablar… eso me reconforta más que el sujeto, el verbo y el predicado.

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